Vivimos en un mundo inmerso en la transformación digital. Y eso afecta a nuestro trabajo como profesores. ¿Observas que cada vez los alumnos pierden más la atención? ¿Se te hace más cuesta arriba conseguir engancharles durante tus clases? ¿Te frustras y te sientes mal al terminar el día?

No existe una receta mágica para evitar esta sensación. El entorno cambia y nuestros alumnos y nosotros con él. Pero creemos que hay dos vías de volver a coger la rienda de nuestras clases: desarrollar una comunicación atractiva a la hora de exponer nuestras lecciones, y gestionar de forma eficiente nuestras emociones.

Es por ello que desarrollar nuestra expresividad, capacidad de oratoria, así como adquirir técnicas que despierten la curiosidad del alumno, es algo fundamental. También lo es reconocer las emociones que todo ello nos produce y saber gestionarlas adecuadamente con aceptación y resiliencia.